La obra de Álvaro Santamaría Vicente se inscribe en la tradición de la crónica social, sirviéndose de la alegoría para integrarse en un continuum histórico que puede leerse desde Pieter Brueghel el Viejo a la Nueva objetividad, pasando por Francisco de Goya. El fundamento formal de su trabajo es el dibujo, con deudas tanto al cómic (“underground” y “línea clara”) así como al legado de la gráfica del siglo XIX y XX.